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La Fufurufu
(Mujer de película)
-a Cinthia Engberg-
Salí del cine pensando en ella.
Era octubre y llovía a media noche.
El frío casi no se sentía y las gotas de agua mojaban mis pensamientos de por si ya húmedos.
Temblaba de la emoción al saber que llegando a casa volvería a encontrarme con ella.
Me deleitaba pensando
en su andar coqueto,
su sonrisa radiante,
su figura despampanante.
Llegué a casa, y destilando lluvia y pasión, encendí la televisión.
Sonriendo apareció
La Fufurufu,
mi mujer querida, deseada.
Mi mujer de película,
tan irreal y perfecta detrás de la pantalla.
El mundo encerrado en un monitor de veintitantas pulgadas.
¡Ay mi Fufurufu!
Si tu mirada encierra el mundo,
regálame veinticuatro cuadros de tus ojos;
un segundo para contemplar
la belleza de tu alma.
¡Ay mi Fufurufu!
Si tu escote encierra el mundo,
regálame veinticuatro cuadros de tus pechos;
un segundo para cubrirles
con un manto de caricias.
¡Ay mi Fufurufu!
Si tu risa encierra el mundo,
regálame veinticuatro cuadros de tu alegría;
un segundo para ahogar
en mi todas tus penas.
¡Ay mi Fufurufu!
Si encierras mujer el mundo
regálame veinticuatro cuadros de ti,
para volver esta fantasía,
realidad.
Aunque sea por un segundo.